miércoles, 10 de marzo de 2010

Traducción de "The Feather that Couldn't Be Found"

Hola a todos. Aquí les dejo mi traducción de un pequeño cuento llamado "The Feather that Couldn't Be Found". Ganó a la mejor traducción en mi sección de Traducción literaria. Enjoy!


La parábola de la almohada de plumas
Era la década de los ochenta. Yo pertenecía a un equipo de seis personas encargado de realizar la búsqueda a escala nacional de un nuevo jefe de distrito escolar, uno para un distrito bastante grande de la costa este del país –uno que ha sufrido de administración incompetente, que ha sido perjudicado por un liderazgo deficiente y donde han abundado muchos problemas con el personal. Como equipo sabíamos que elegir a la persona “adecuada” para que este distrito se encaminara nuevamente era de suma importancia.
La búsqueda fue inusualmente larga. Habíamos reclutado literalmente a los mejores individuos, los más calificados para ocupar este puesto tan importante. Cuando terminó la búsqueda, teníamos 147 concursantes cuyos casos debíamos estudiar. Primero acortamos esta lista a cincuenta concursantes, luego a veinte, y luego a doce concursantes asombrosamente calificados.
Por fin, casi ocho meses después de haber comenzado, redujimos la lista a cinco finalistas –todos ellos tenían credenciales sorprendentes. Cualquiera de ellos podría llevar a cabo el trabajo que se le requiere a un jefe de distrito.
Una parte del proceso de selección era la entrevista con nuestro equipo, por la que cada concursante tenía que pasar. Estas entrevistas ayudaron a que los miembros del comité sintieran afinidad con algunos concursantes en particular.
Hacia el final de nuestra discusión se nos presentó el reto de valorar y clasificar a los finalistas. Cada miembro del comité mostraba su apoyo a tal o cual concursante.
“Yo elijo al doctor Carson, sin duda”, dijo uno de los miembros del comité
“Yo al doctor Wilson” dijo otro
“Yo también me inclino a favor del doctor Carson” dijo otro de los miembros del equipo.
“Yo también” dije yo.
“¿Ya tres de ustedes escogieron al doctor Carson?” comentó uno de los miembros “espero que esto no signifique que se haya acabado el concurso. Además”, señaló discretamente, “por ahí circula el rumor que al doctor Carson le gustan los hombres”.
Este hecho ocurrió durante los ochenta, en tiempos en que las costumbres sociales eran más cerradas a nuevos estilos de vida de lo que son hoy día. En muchos distritos escolares despedían a los maestros y profesores que admitían abiertamente ser homosexuales (lo mismo pasó con otros empleados que tenían contacto directo con los alumnos). Este rumor, haya sido cierto o no, llamaría la atención indeseada de la prensa. Tanto al concursante del que hablamos como al distrito escolar los examinarían bajo el microscopio del escrutinio público. El resultado indiscutible sería el hostigamiento de los medios de comunicación.
“¡Por Dios!” Exclamó uno de los miembros del equipo mientras revisaba frenéticamente el currículo del doctor Carson, con sus referencias y demás documentos relacionados con el empleo, y volteaba la carpeta de arriba a abajo. “Eso cambia la concepción que tenemos de este concursante”.
“Yo opino” dijo otro “que contratar al doctor Carson sería tomar un riesgo muy grande”
Demasiado grande” confirmó otra miembro del equipo, mientras que ella también revisaba sus copias de los documentos del doctor Carson. Puso los documentos frente a ella, inclinándose, de manera que no los pudiera ver.
Otro de los miembros se aclaró la garganta y luego acotó “realmente no sabemos mucho de su vida privada, además del hecho de que tiene cincuenta años y jamás se ha casado. Los demás concursantes ya tienen hijos que van a la escuela pública o a la universidad. La comunidad siempre verá con mejores ojos que un padre de familia ocupe una cargo principal”.
El mismo miembro del equipo que inició el rumor se sentó erguido y dijo, “déjenme recordarles que sencillamente no podemos darle el puesto a un concursante que sea blanco fácil de los medios de comunicación. Ya este distrito escolar ha sufrido bastante. Contratar a alguien que pueda ser homosexual sólo nos traería problemas.
Ya había plantado la semilla de la discordia.
Al final de la reunión, escogimos a dos finalistas.
El doctor Carson no era uno de ellos.
Este hecho me hizo recordar con tristeza la parábola del hombre que se acercó a un rabino y le dijo, “Oh, rabino, he obrado mal. He dicho cosas terribles de mi amigo. He levantado falsos testimonios con respecto a él. He esparcido rumores. Pero ahora me arrepiento de las cosas que he hecho y dicho. ¿Cómo puedo expiar mis culpas?”.
El rabino miro al hombre, pensativo, y luego le dijo “he aquí una almohada llena de plumas, llévala a la plaza del pueblo. Rásgala y deja que el viento se lleve las plumas. Esa será la penitencia que deberás cumplir por las terribles cosas que has dicho”.
Aunque la instrucción del rabino lo había asombrado bastante, el hombre hizo lo que éste le ordenó. Luego regresó a donde estaba el rabino y le dijo, “He hecho lo que me ha ordenado. ¿He expiado ahora mi culpa por las cosas que he hecho?
El rabino contestó, “No, todavía no has expiado tu culpa, ya que sólo has completado la mitad de tu penitencia. Ya dejaste que el viento se llevara las plumas, ahora debes ir y recogerlas, todas y cada una de ellas”.
La moraleja de esta parábola es que lo que decimos puede repercutir más allá de lo que creemos, y el daño que ocasionan puede ser irremediable y puede cambiar vidas.
La prensa sí se enteró del rumor. A pesar de que los reporteros lo tildaron como tal, ellos imprimieron la historia de todas maneras. Como las plumas que se llevó el viento en la parábola, los daños que causó el rumor no pudieron ser recogidos, lo que afectó seriamente la carrera del doctor Carson. Cuatro años después de ese hecho destinado a suceder, el doctor Carlson concursó para un puesto similar, en otro estado. Un miembro de ese equipo seleccionador se comunicó con varios de los miembros de nuestro comité y les preguntó porque no lo habían seleccionado. Dos de los miembros le respondieron que fue a causa del “rumor”.
Yo apoyo la idea de que tal vez la persona que comenzó el rumor sobre quien fuera candidato para nuestro cargo de jefe de distrito deba recoger “las plumas” que dejó que el viento se llevara.
A lo mejor sí las recogió. Varios años después, el doctor Carson concursó para el cargo de Director de Registros Estudiantiles en una universidad reconocida. La persona que le sugirió concursar para ese puesto, y quien apoyó y se aseguró que obtuviera ese trabajo fue el miembro de nuestro equipo que comenzó el rumor. Al doctor Carson le dieron el trabajo.
Hoy en día, el doctor Carson está casado y es padre de dos niños. Su esposa, una profesora de la universidad, por coincidencia era uno de los miembros el equipo seleccionador que lo contrató.

1 comentario:

Unknown dijo...

¡Felicidades Auxbent!Debes sentirte bastante satisfecho por haber hecho la mejor traducción de tu sección.Ahora falta es el Premio Nobel de Traducción.